
Lanzarote, una de las perlas del archipiélago canario, alberga una biodiversidad única y variada que ha evolucionado en aislamiento durante siglos. En este contexto, la avutarda hubara (Chlamydotis undulata) emerge como uno de los tesoros naturales más destacados de la isla. Esta especie emblemática ha encontrado refugio en los paisajes áridos y desérticos de Lanzarote, junto con las vecinas La Graciosa y Fuerteventura.
El Gigante de las Estepas Canarias
La avutarda hubara, con un tamaño que oscila entre los 55 y 65 centímetros, ostenta el título del ave más grande de las estepas canarias. Su apariencia es inconfundible: plumaje críptico, cuello largo y cabeza adornada con crestas. Los machos, generalmente más grandes y vistosos que las hembras, exhiben diferencias sutiles en su apariencia. Esta especie endémica de las Islas Canarias ha encontrado en Lanzarote un hogar importante.
Un Hábitat Desafiante
Lanzarote se caracteriza por su clima árido y sus paisajes desérticos, un escenario que presenta desafíos sustanciales para la supervivencia de la hubara. Sin embargo, esta ave ha desarrollado adaptaciones impresionantes para sobrevivir en este entorno inhóspito. Su habilidad para camuflarse con el entorno, gracias a su plumaje que se mimetiza perfectamente con la arena y las rocas, la protege de depredadores y le permite esconderse rápidamente en la maleza ante cualquier amenaza.
El hábitat de la hubara en Lanzarote se compone de llanuras y colinas pedregosas con características semi-desérticas, llanuras costeras y áreas de arena consolidada. La vegetación predominante consiste en arbustos como las aulagas, espinos y salados. Su dieta variada incluye insectos, caracoles, lagartos, bayas y granos de cereal. En momentos de escasez, las hubaras recurren a los cultivos para alimentarse de invertebrados, brindando un beneficio adicional a los agricultores al controlar las plagas.
La Importancia Ecológica de la Hubara
La hubara no solo es relevante por su singularidad y belleza, sino que también juega un papel esencial en el ecosistema de Lanzarote. Como ave omnívora, contribuye a la dispersión de semillas y al control de poblaciones de insectos y roedores, manteniendo así el equilibrio natural. La presencia de la hubara es un indicador de la salud general del ecosistema, y su desaparición podría tener consecuencias en cascada en la cadena alimentaria.

Desafíos para su Conservación
A pesar de su importancia, la avutarda hubara enfrenta amenazas significativas que ponen en peligro su supervivencia en Lanzarote. La degradación del hábitat debido al desarrollo urbanístico y agrícola, así como la construcción de parques eólicos, campos de golf y carreteras, se suma a la presión sobre su entorno. La caza furtiva y la colecta de huevos también han tenido un impacto negativo en sus poblaciones.
La hubara fue cazada y consumida desde épocas aborígenes hasta hace pocas décadas.
El antropólogo y etnógrafo francés R. Verneau relata en una de sus libros como se cazaban las avutardas en Lanzarote, concretamente en el caserío del Mojón.
“para ello, los hombres se sitúan en todas las direcciones alrededor de las avutardas que han visto. Uno de entre todos se encarga de hacerlas volar, pero no tardan en posarse, ya que su vuelo pesado no les permite ir muy lejos. Después de que se vuelven a posar, es nuevamente espantada por quien se encuentra más próximo y vuelven a volar para posarse muy pronto. Al cabo de cierto tiempo, el animal cansado se deja coger fácilmente con las manos”
R. Verneau
Esfuerzos de Conservación
La conservación de la avutarda hubara en Lanzarote es crucial para su supervivencia. Diversas organizaciones y agencias gubernamentales trabajan incansablemente para proteger esta especie en peligro de extinción. Los esfuerzos incluyen la protección de hábitats clave, la implementación de medidas para reducir la mortalidad por colisiones con vehículos y la educación pública sobre la importancia de la conservación.